Esta edición de «Fundamentos sobre la igualdad de trato y la no discriminación», la experiencia de aprendizaje en línea dinamizada del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) nos está dejando cifras de récord. Si, por una parte, han sido más de 3000 las personas que han tratado de inscribirse, ahora el reto 1 nos deja más de 1100 tareas validadas (concretamente, han sido 1107 las personas han enviado correctamente la tarea prevista para el módulo).
¿En qué consistía esa tarea? Pues en comenzar a reflexionar en el diario de aprendizaje redactando un primer post en el que compartiesen un ejemplo de discriminación. Evidentemente, como no podía ser de otra manera, ha habido trabajos muy variados que, además, nos acercan a diferentes tipos de discriminación.
Tal como se proponía en el enunciado del reto, han sido muchas las personas que han optado por buscar en la prensa noticias relacionadas con casos de discriminación. Así, hemos conocido este ejemplo de recogida de datos sensibles en un proceso de selección de personal, hemos leído esta reflexión sobre el acceso de las personas más mayores al mundo digital; sobre la filiación, en el caso de mujeres lesbianas (un tema que también ha sido comentado en este post de Esther); o sobre la imagen personal, evidenciado en el caso de la actriz Michelle Rodríguez, o el discurso de odio en Internet.
Hemos encontrado reflexiones en cuanto a la discriminación a la hora de acceder a la función pública. Así, por ejemplo, Loly reflexiona en su blog sobre «Lo injusto de alguna igualdad», mientras que, en este otro post, se nos recuerda que, hasta el año 2019, la psoriasis, la celiaquía o la diabetes eran causa de exclusión para el acceso al empleo público. No han faltado, tampoco, ejemplos de casos de discriminación en el acceso a la función pública que han llegado a los tribunales; este, relativo al personal sanitario en la Comunidad Valenciana, es un buen ejemplo.
Hay quien ha optado por reflexionar sobre ejemplos de discriminación en la publicidad: por ejemplo sobre este anuncio de un coche para «chicos malos», o sobre este desafortunado anuncio que trajo como consecuencia su inmediata retirada y unas disculpas públicas de la empresa anunciadora. Pero también ha habido interesantes reflexiones sobre situaciones que, desde el punto de vista actual, pueden resultarnos chocantes como el uso de la expresión ‘mariquita el último’, o sobre una situación que se vivió en un centro educativo en el año 2006 en torno a la retirada de un cartel.
Durante la semana hemos leído reflexiones sobre el acceso a espacios públicos, en concreto a los museos, para personas con discapacidad motórica pero también sobre machismo, racismo, edadismo, gordofobia, aporofobia o LGTBI fobia. Y tampoco han faltado artículos sobre discriminaciones interseccionales (un buen ejemplo es este post en el que se pone en valor la figura de Maysoon Zayid: “palestina, musulmana, mujer y con discapacidad”).
Pero, sobre todo, ha habido personas que, con valentía, se han decidido a contar experiencias vividas en primera persona: el dolor ante las continuas faltas de respeto a un amigo por “ser maricón”; cómo se vive en una familia el sufrimiento de una hija “por ser inteligente”; ejemplos de falta de empatía ante la discapacidad en las Administraciones públicas; discriminación por ser “mujer, con estudios superiores y con una discapacidad”; o, simplemente, por haber nacido en un pueblo diferente. Y, no os perdáis estos vídeos de Marta -que nos presenta un ‘simpático’ equívoco ante una reciente maternidad-, y de Aberto, que nos cuenta cómo ha vivido y vive su discapacidad.
Sin duda, ha
sido una semana apasionante que nos deja muchísimas reflexiones y un grito de
esperanza, la misma que nos transmite Carolina en su ‘mensaje a todas las Lucías del planeta’;
porque hacernos conscientes del problema es el primer paso para su solución.